Durante el Vesak, la festividad más importante del calendario budista, se conmemora el nacimiento, la iluminación y la muerte de Sakyamuni Buda. La celebración se realiza en todo el mundo durante la luna llena del mes de mayo, momento en el que devotos suelen concurrir a los templos a meditar, llevar ofrendas y honrar a la figura del Buda. Este evento se caracteriza por coloridos y alegres festejos en los que la música, las luces y las imágenes del Buda son las principales protagonistas. El clima festivo, que en varios países de Asia es acompañado de un feriado oficial, no se reduce al interior de los templos, sino que, en la mayoría de los casos, se celebra en las calles con participación de gran parte de la población, lo que le da al evento un carácter de celebración pública de gran visibilidad. En la Argentina, el Vesak es organizado por el Monasterio Budista Fo Guang Shan, perteneciente a una organización budista internacional originaria de China que mantiene una postura laica, ecuménica y orientada al servicio social. La convocatoria se realiza todos los años en el Barrio Chino de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Al evento asisten centenares de personas, incluyendo representantes de centros budistas locales, autoridades diplomáticas y gubernamentales, vecinos del barrio, turistas e integrantes de la comunidad chino-taiwanesa. El eje central de esta ponencia radica en explorar la forma en que el Vesak trasciende territorios y fronteras, siendo adoptado y resignificado en una multiplicidad de espacios sociales. Para ello, el escrito describe la ceremonia realizada en el Barrio Chino de la Ciudad de Buenos Aires en el año 2023 y examina los diferentes actores involucrados en la celebración, los usos políticos y las formas de apropiación simbólica de esta festividad, haciendo especial énfasis en indagar la forma en que el Vesak se encuentra atravesado por fenómenos como la transnacionalización, la identidad y la imaginación religiosa. De esta forma, el capítulo contribuye al conocimiento de la diversidad religiosa local y permite apreciar la forma por la cual las celebraciones sagradas se constituyen no solo en refugios de la identidad étnica, sino también en modalidades de visibilización de las mismas en el marco de la sociedad más amplia en la cual se insertan.