Los espacios urbanos constituyen escenarios privilegiados para observar las formas hegemónicas actuales en la producción de ciudad. El avance de la globalización y la consolidación del sistema económico capitalista ha generado cambios en la forma de concebir lo urbano, no sólo a partir de la mercantilización del suelo, sino también a partir de los diversos usos del espacio en donde se recrean relaciones sociales que sustentan y sostienen los modos de producción del capital, generando un tipo de desarrollo geográfico desigual (Harvey, 2003).
Las ciudades capitalistas deben entenderse entonces como territorios condicionados estructuralmente en su conformación a partir del aumento de la especulación inmobiliaria, así como un ambiente socialmente construido, en permanente redefinición. Constituyen un producto social cuya reconfiguración no es más que la respuesta, una salida estructural, a las recurrentes crisis capitalistas de exceso de acumulación (Harvey, 2013).
En América Latina, el escenario de creciente pobreza y vulnerabilidad llevó a acrecentar la problemática habitacional impulsando el despliegue de nuevas estrategias para acceder a la vivienda. Comienzan a aparecer grandes extensiones de asentamientos segregados como un reflejo de la organización de las diferencias sociales plasmada dentro del espacio urbano. Ante esto, los aspectos territoriales se han constituido como línea prioritaria de intervención y financiamiento. Las primeras intervenciones públicas en materia urbana tuvieron como foco la construcción de un nuevo orden espacial en donde ocurren las relaciones económicas, culturales, sociales y políticas necesarias para el despegue del capitalismo industrial (Soldano, 2019). La aparición de políticas focalizadas y de programas financiados por organismos multilaterales de crédito —como el Banco Mundial o el Banco Interamericano de Desarrollo— implicó el dar respuesta a los problemas de la universalidad y centralismos indiscriminados (Soldano, 2019).
En este contexto, el siguiente trabajo pretende reflexionar sobre la relación entre la política social y la producción del espacio, entendiendo que la intervención de este tipo de políticas lleva a concebir al espacio urbano como el resultado de las acciones e interacciones realizadas por diversos actores, tanto públicos como privados, que conducen a que se constituya como un espacio dinámico, con capacidad de transformarse, producto de los diversos cambios y políticas estructurales en el plano de lo económico, lo político, y lo social.
Para ello, se da forma a un trabajo principalmente cualitativo que propone un recorrido teórico, conceptual e histórico en el que se describe el desarrollo de políticas de intervención urbana en un escenario de creciente urbanización en los países latinoamericanos, profundizando en el carácter que adquirieron las políticas sociales en tanto respuestas ante ciertas problemáticas urbanas que llevan a producir y/o transformar el espacio urbano. En este sentido, este enfoque permite no sólo enriquecer el análisis teórico sobre las oportunidades y desafíos asociados a la implementación de políticas urbanas, sino también abrir el espacio para futuros debates sobre el desarrollo de estrategias de intervención estatal más efectivas y equitativas, que respondan adecuadamente a las complejidades de la urbanización en América Latina.