La incorporación de las tecnologías digitales a las actividades laborales está haciendo realidad la (ya) vieja promesa de flexibilidad. A partir de ello, en la actualidad cada vez más trabajadores, incluso de puestos no jerárquicos, tienen más libertad para decidir dónde y cuándo trabajar. Sin embargo, estas libertades se revelan hoy con ambivalencias. Si bien son libres de no cumplir con una jornada fija ni asistir a un lugar físico de trabajo, también están “libres” de protecciones y seguridades laborales. Así, los avances tecnológicos renuevan viejas discusiones acerca de en qué medida el trabajo debe ser en las sociedades actuales el garante de las protecciones sociales.

Si bien la preocupación por la ausencia de estabilidad y protección social continúa presente en las discusiones académicas, donde generalmente se caracterizan a estas nuevas formas de trabajo como “precarias”, en los estudios empíricos aparecen otras dimensiones que los trabajadores priorizan a la hora de elegir cómo trabajar. La libertad horaria, poder trabajar desde la comodidad del hogar, compatibilizar el trabajo con otras actividades (como el estudio o las tareas de cuidado) o no tener que lidiar con jefes, son razones por las cuales las y los trabajadores optan por modalidades laborales precarias en términos de derechos laborales.

En este marco, en la ponencia analizamos los sentidos del trabajo de diseñadores e informáticos que trabajan con diversas modalidades laborales (freelance, contractor, por proyecto, etc) que se caracterizan por no ofrecer estabilidad ni protección social. El análisis se basa en un trabajo de campo cualitativo, en el cual realizamos entrevistas a trabajadores digitales de ambos sectores productivos.

Concretamente analizamos qué entienden por “buen empleo”, a partir de sus proyecciones a futuro. Nos interesa analizar en particular si en dichas proyecciones aparecen la estabilidad y la protección social, y si hay otras características del trabajo que consideran más importantes y cuál es la jerarquía que establecen entre ellas. Entendemos que las ideas en torno al “buen empleo” están relacionadas con atributos valorativos: es decir, cómo debe ser el trabajo. Nos permiten comprender no sólo la valoración que los trabajadores hacen de su trabajo en el presente, sino también del campo de fuerzas que actúa en la sociedad, al informarnos sobre los derechos y formas de trabajar que consideran justos, deseables y posibles (Therborn, 1985).