El día 27 de noviembre de 1997 en la ciudad de Chascomús, es encontrado muerto al costado de las vías y en pleno centro de la ciudad a Emilio Blanco, un estudiante de 16 años de edad . Pese a que los informes oficiales que definieron al hecho como un accidente ferroviario, sus amigos, familiares y la institución católica educativa a la que asistía el joven, organizaron al cabo de unos pocos días una inmensa movilización silenciosa que dió inicio a un ciclo de grandes repertorios de acción. El argumento de esta ponencia deviene de un trabajo de tesina, y propone presentar brevemente algunos avances del trabajo de campo y en el análisis documental. Puntualmente nos centramos en los atributos que hicieron posible la consolidación de Emilio Blanco como víctima inocente para instalarse finalmente como centro de la atención pública local. De esta manera, presentamos un mapeo de los actores involucrados, y algunas de las estrategias puestas en juego por sus vínculos más cercanos para organizar en las calles las llamadas marchas de Oración y Reflexión.
La estrategia metodológica está basada por un lado, en fuentes periodísticas recopiladas por sus padres, junto con otros materiales audiovisuales. En segundo lugar, a partir de entrevistas en profundidad realizadas a varios de los actores más relevantes, entre ellos, su familia. En cuanto al recorte, he optado hacer énfasis en el año posterior al homicidio. No solo porque allí se sitúan temporalmente los mayores repertorios de acción, sino también porque considero que se encuentran muchos de los elementos centrales que dieron forma al reclamo público.
El marco teórico con el que sostenemos nuestros argumentos, se apoya en los aportes de Santiago Galar y Gabriel Kesler. Entendemos los casos conmocionantes a los hechos que irrumpen la normalidad, implantan la idea de un “pasado mejor” y generan nuevos debates sobre problemáticas antes desatendidas (Galar; 2017. 28). Incluimos a su vez, algunas nociones de Gusfield para pensar la trama cultural que se teje a partir de los interlocutores autorizados del caso, la familia. Nuestra intención es poder visibilizar el proceso de problematización pública, teniendo en cuenta cómo se organiza, administra y difunde la información de los hechos.
Algunos avances en este sentido nos han mostrado, demuestran la capacidad de convocatoria por parte de la iglesia Corazón de María, y cómo se articulan a partir de ella los códigos morales de las demandas. Si bien la muerte de Emilio podría incluirse dentro de los casos de violencia institucional y gatillo fácil, observamos a través de sus acciones manifestantes que adquiere rasgos comunes a las marchas por la seguridad y la ciudadanía de fines de los años 90. La serialidad en la que se inscribe, nos permite pensar también su fuerte influencia en las reformas del estado en materia policial, ya que sucede unos 10 meses después del caso Cabezas y apenas 3 meses antes de las reformas de Arslanian. En este sentido resulta necesario realizar un registro de las acciones, prácticas y sentidos que se ponen en juego en la movilización política que a connotan significados diferenciados de las grandes ciudades.