La idea de esta comunicación es ofrecer una serie de reflexiones sobre lo que fue nuestro trabajo de campo en el Hospital Alejandro Korn, realizado el año pasado en el marco de la materia Metodología de la Investigación Social II. En este sentido, creemos que esta instancia nos ofrece una oportunidad única, tanto para iniciarnos en el campo de las discusiones y difusiones académicas, como para contribuir al debate y visibilización de algunos problemas existentes en el mundo de la salud que son, pese a su relevancia, poco conocidos.
En el marco de una serie de transformaciones realizadas en el campo de la salud orientadas a degradar el Modelo Médico Hegemónico, y específicamente aquellas impuestas por la Ley 26.657, en nuestro trabajo nos planteamos descubrir: ¿Cómo es que una nueva generación de psiquiatras, cuyos antecesores eran hasta tiempos recientes la autoridad por excelencia del hospital psiquiátrico, experimentan la introducción de la formación y trabajo interdisciplinar con las residencias de psicología y trabajo social? A partir de esto, se nos abrió un marco a partir del cual ofrecer una respuesta a un interrogante referido a los efectos más profundos ligados a estas transformaciones recientes, esto es, ¿de qué manera se manifiesta y cómo ha impactado esta situación en los residentes de psiquiatría del hospital?
Con el objetivo de comprender el modo en que esta nueva generación de residentes experimenta y percibe el trabajo interdisciplinar, atendiendo a las ventajas, desventajas y tensiones que pudiesen identificar frente a la devaluación de su autoridad en un contexto de trabajo interdisciplinar, que trae consigo la necesidad de diálogo constante entre las tres disciplinas involucradas; nos enfocamos en la realización de un abordaje cualitativo que, haciendo uso tanto de las entrevistas en profundidad como de la observación participante, nos permitió descubrir la polisemia y riqueza de significados que los psiquiatras le atribuyen a esta experiencia.
Luego de un trabajo de campo que se extendió desde finales de agosto hasta mediados de noviembre, llegamos a conclusiones que, en un principio, nos parecían improbables; a saber: descubrimos que la hegemonía médica de antaño fue suplantada por una nueva distribución del poder entre las residencias que las obliga a negociar entre ellas el diagnóstico del paciente; que son los psiquiatras, en oposición a lo que inicialmente creíamos, quienes más se esfuerzan por cooperar con las demás residencias y derribar el mito de la hegemonía médica; que pese a que la ley de salud mental establece la responsabilidad compartida del paciente, son especialmente los psiquiatras quienes se hacen cargo de las consecuencias legales; y que, a la luz del abordaje interdisciplinar, los médicos experimentan una pérdida de identidad. En definitiva, este trabajo nos permitió descubrir que la introducción del abordaje interdisciplinar, como toda situación de cambio histórico, fue experimentada ambivalentemente: con alivio, en la medida que les ofrece una mejor vía para abordar a los pacientes; y con hostilidad, porque esta nueva forma de trabajo hace recaer en ellos sanciones que formalmente deberían ser compartidas con las demás residencias.