Mesa 33. La pasión musical. Debates en torno a la relación entre música y sociedad

Dios atiende en Buenos Aires… las tribus del sonido también. (1970-1990)

  • Salomone, Claudia (Trabajadora independiente)
Resumen

“Dios está en todas partes, pero atiende en Buenos Aires” es una frase popular argentina. Alude a las ficciones universalizantes que rodean a esta ciudad puerto, erigida como uno de los faros del imaginario civilizatorio europeo. Junto a otras urbes oceánicas de Latinoamérica y el Caribe, iniciado el siglo XX, fue marcada por un nuevo y exitoso paradigma sonoro irradiado en la región, que unificó la música y la mercancía. A partir del 1920, comenzaron a desembarcar maquinarias y objetos de la industria discográfica en sus dársenas portuarias, en franca huida de las grandes guerras al otro lado del Atlántico. Traían a los territorios de matriz colonial, una novedad inusitada, liviana y portable que anunciaba la nueva modernidad liquida (Bauman: 2000). Por las radios, los discos, el cine y la televisión, sin trabas ni barreras territoriales, se perfilaba una nueva estrategia expansionista desde el Atlántico Norte, que merced a revolucionarios avances de la tecnológía del sonido, lograron colarse en los ámbitos domésticos y públicos. La nueva industria imponía sus premisas de producción en serie y distribución masiva del sonido mercancía, a la vez disfrute creador, valor de uso para el oyente y valor de cambio para el vendedor” (Attali:1995).
Este giro irruptivo e irreversible, domesticó los modos de escucha anteriores ligados a prácticas musicales cercanas al cuerpo, al territorio y a lo relacional:


¿Qué lugar ocuparon entonces los músicos populares en este nuevo paradigma que modificaba el campo de la música conocida en toda la región? ¿Qué nuevas pugnas de sentido afloraron?

Siguiendo estos interrogantes, presento un acontecimiento nacido en el seno de la Industria discográfica, que prosperó entre las décadas del 60 y 90, reuniendo a músicos, productores, arregladores y directores en sesiones diarias de grabación. A través de dos años de entrevistas con el guitarrista argentino Ricardo Lew, integrante del staff de intérpretes de grandes etiquetas internacionales con sede en Buenos Aires (1970-1990) , comencé a realizar un trabajo comparativo entre estas “tribus de intérpretes”, que trabajaron para grandes sellos, tanto en la capital argentina, como en Los Ángeles (USA). Estos músicos forjaron sonidos que conmovieron las categorías conocidas de la industria y dejaron sus marcas sonoras particulares. Talentosos, rápidos, eficaces y poco conocidos, fueron artífices de los nuevos rumores sonoros que forjaron fusiones musicales entre diferentes géneros, durante una época que agregaba al disfrute inmaterial de la música, la relación social unificada en el dinero.