Chile: de las prácticas de resistencia(s) a la Revuelta Social
- María Fernanda Hughes (Universidad de Buenos Aires)
Después de 30 años de ser presentado por los representantes de los intereses del capital, como el “modelo” económico, político y social a imitar en la región, el anuncio de un aumento en el precio del Metro de Santiago dio inicio a protestas estudiantiles que convocaban a evadir los torniquetes y que en pocos días se transformaron en movilizaciones a lo largo de todo el país que reclamaban por una diversidad de derechos conculcados. El 25 de octubre de 2019, en una jornada histórica, la ex Plaza Italia, hoy Plaza de La Dignidad, es desbordada por más de un millón de personas que en forma organizada o espontánea se vuelca a las calles cuestionando todo el andamiaje institucional y exigiendo una nueva constitución. Ese día, sucumbió la ilusión de la “democracia estable” y la promesa del “paraíso del mercado”. El ejemplo emblemático se hizo añicos.
Esta presentación, tiene el propósito de mostrar que el llamado “Estallido social” que se manifestó en los primeros días de octubre de 2019 en Chile, no fue un fenómeno espontaneo, sin organización e inesperado. Y se inscribe en una investigación mayor sobre las formas de resistencia(s) a la reestructuración capitalista que se produjo a partir del Golpe de Estado de 1973.
Nuestra hipótesis es que la radicalización y masividad de la protesta social, que el nominado “Estallido” y la consigna “Chile despertó”, no representan una súbita emergencia de la conciencia política, sino que forman parte de la incesante, en el sentido thompsoniano, experiencia y de la acumulación de fuerzas. Si reconocemos un proceso previo de resistencias, variadas, heterogéneas, sectoriales, pero que claramente muestran a sujetos sociales participando activamente de demandas económicas, políticas, sociales, ambientales, podremos contar con más elementos para discernir por qué las prácticas de resistencia(s), parciales, contingentes, se pueden transformar en revueltas sociales, en insurrecciones violentas.
En este sentido, recuperamos los principales conflictos que adquirieron visibilidad a partir del año 2006, con la irrupción pública de los estudiantes secundarios quienes lograron poner en la agenda nacional el cuestionamiento a la mercantilización del sistema educativo; las huelgas emblemáticas de los trabajadores de sectores estratégicos de la economía chilena; la emergencia disruptiva del movimiento feminista; y la constante lucha del Pueblo Nación Mapuche. Los podemos entender como procesos de subjetivación política.
Finalmente, la revuelta social abrió el camino al plebiscito constitucional que el 25 de octubre de 2020, y pese al paréntesis obligado por la pandemia, con casi el 80% de los votos, aprobó la redacción de una nueva constitución. El 19 de diciembre de 2021, las “grandes alamedas” se vuelven a inundar de esperanza: el pacto Apruebo Dignidad gana las elecciones presidenciales. El 11 de marzo de 2022 asume Gabriel Boric. Las consecuencias políticas y sociales, aun no terminan.
Realizamos trabajo de campo etnográfico, observación participante en las manifestaciones y entrevistas en profundidad a dirigentes políticos, sociales y sindicales en Santiago y en Rancagua. También utilizamos diversas fuentes periodísticas y documentos elaborados por diferentes organizaciones.