Mesa 47: La significación de los cuerpos. Modos del cuerpo: prácticas, discursos y saberes

Lo viviente y la experiencia humana en un programa de educación del cuerpo

  • Raumar Rodríguez Giménez (Universidad de la República, Uruguay)
Resumen

El mundo moderno da lugar a una inversión: habríamos pasado de salvar las almas a cuidar los cuerpos. No es que el cuerpo no haya tenido lugar en el cristianismo, incluso en el judaísmo (aunque de manera bien diferente), más bien ha sido un tema teológico fundamental. Pero en el mundo moderno podemos tomar dos referencias claves para admitir esa inversión: la revolución francesa, como acontecimiento en el cual irrumpe el cuerpo y los cuerpos (Milner, 2016), con la invención de lo social (Donzelot, 2007) como telón de fondo y la constitución de la biología, matriz epistémica y epistemológica privilegiada para el tratamiento conceptual y técnico del cuerpo.
Desde entonces, no han cesado de proliferar técnicas de maximización de la vida, para decirlo en los términos de Foucault (1998); fuera de esto, poca cosa se puede atribuir al cuidado del cuerpo. La excepción más notables es la vía abierta por Freud, pero el peso del paradigma biologizante ha sido tan fuerte que ha subsumido incluso gran parte del discurso freudiano y quizás hasta haya diluido la potencia del descubrimiento del inconsciente tras los pasos del behaviorismo (Lacan, 1979). A pesar del descubrimiento del inconsciente, parece haber prevalecido la distinción antigua entre physis y thesis, y la sustitución moderna del término physis por el de naturaleza, espacio teórico y técnico que alberga el desarrollo de las ciencias de la vida. Tras un aparente repliegue de estas ciencias durante algunas décadas, a mediados del siglo XX vuelven a un primer plano a partir de los descubrimientos en torno del ácido desoxirribonucleico. De hecho, para algunos la física, en cuanto paradigma, está agotado, y podríamos hablar de la genética como la disciplina fundamental de la ciencia contemporánea, lo cual daría lugar a una especie de “galileísmo de lo viviente” (Milner, 2012, p. 20) tal que nos ofrecería la posibilidad de un ordenamiento generalizado de lo viviente (p. 69).
Una vez más, tal y como sucede por lo menos desde el siglo XIX, se nos presenta el problema de las condiciones de posibilidad de un programa de educación del cuerpo. Llevamos décadas mostrando cómo este programa ha estado orientado por las ciencias de la vida, teórica y técnicamente, pero también económica, cultural y políticamente. A esto le podemos llamar “teoría descriptiva”, de la cual ya no deberíamos esperar novedades sustantivas. Para pasar de la teoría descriptiva a la teoría a secas, precisamos un programa de investigación para la educación del cuerpo que introduzca un corte epistemológico. El concepto de vida está en juego y con él el de “experiencia humana”; un reordenamiento teórico entre las ideas de “programa genético” y “función simbólica” parece necesario.
Referencias
Donzelot, J. La invención de lo social. Ensayo sobre la declinación de las pasiones políticas. Buenos Aires: Nueva Visión, 2007.
Foucault, M. Historia de la sexualidad. La voluntad de saber. Madrid: Siglo XXI, 1998.
Lacan, J. Función y campo de la palabra y del lenguaje en psicoanálisis. En: Escritos 1. México: Siglo XXI, 1979, p. 59-139.
Milner, J.-C. Relire la Révolution. Paris: Verdier, 2016.
Milner, J.-C. Claridad de todo. De Lacan a Marx, de Aristóteles a Mao. Buenos Aires: Manantial, 2012.