Las relaciones entre Argentina y China: ¿Autonomía o dinamismo pragmático?
- María Viviana Viublioment (UNLP Graduada)
La llegada de Alberto Fernández al gobierno nacional en 2019, representando a un partido de coalición, introdujo diferentes perspectivas respecto de cómo tejer las relaciones internacionales y con ello estructurar la política exterior de la Argentina. Teniendo en cuenta esto es que nos preguntaremos cómo se establecieron desde ese momento las relaciones con la República Popular de China, bajo qué criterios y paradigmas se piensa la política exterior que se lleva adelante y cómo se mantiene el equilibrio en esos vínculos, teniendo en cuenta que China ocupa un lugar de preminencia en el juego de las diferentes potencias, pero que, representa una alternativa al bloque occidental de poder.
Al llevar adelante el análisis debemos pensar que el Frente de Todos representa un extracto político perteneciente a los movimientos Nacional-Populares; de esta manera, si miramos la historia de las formas de relacionarse con el mundo que han forjado estos movimientos, podremos dar cuenta que tienen más que ver con posturas autonómicas. Aún así, el contexto en el cuál las relaciones se desarrollaron desde 2019, y se siguen desarrollando aún hoy, tienen mucho de determinante para las decisiones del gobierno. Para entender mejor este posicionamiento del gobierno nacional, debemos tener en cuenta que previo al gobierno de Alberto Fernández, la política exterior Argentina se caracterizó por un giro muy fuerte hacia el globalismo, que implicó un estrechamiento de lazos con Estados Unidos. Esta posición llevo a que se produjera un distanciamiento de países como China y Rusia. Como efecto de ello se retrasaron las posibilidades de desarrollo de infraestructura que, con inversión a tasas más bajas que las de cualquier otro organismo de crédito, podría haber financiado China.
Hasta el momento, y con el recorrido del actual gobierno, se puede pensar la relación de ambas naciones como parte de un dinamismo pragmático, donde la intención final tiene que ver con un margen de posibilidades que generen lógicas de desarrollo que beneficien a la sociedad argentina. Durante los tres años de gobierno de Alberto Fernández hemos podido observar como se han intentado producir vinculos con diferentes naciones y como también se ha intentado ser crítico de las causas que, según el criterio de la política argentina, merecían atención diplomática. En este sentido es que las relaciones tejidas con las potencias, de los centros occidentales o alternativas, tienen una lógica que responde más a las necesidades prácticas de la población argentina que a criterios ideológicos.
Ante esto es que podemos pensar en la profundización y afianzamiento de la relación con China a partir, sobre todo, de la pandemia COVID-19 que incluyó el envío de insumos esenciales para el personal de salud y, posteriormente, una amplia provisión de vacunas para asegurar la salud de los y las argentinas. Asimismo, debemos considerar que China es el segundo socio comercial de la Argentina, lo que ubica a nuestro país como una puerta de acceso a América Latina, de la misma forma que recíprocamente se promueve el acercamiento de Argentina a los BRICS y sus mercados.