Mesa 4: El Jardín de senderos que se bifurcan. Teoría Social, Teoría sociológica, Sociología: la pregunta por lo social y sus múltiples respuestas

El problema del “lugar” para una sociología del exterminio. Una aproximación a los conceptos de utopía y heterotopía.

  • Christian Aiello (UNLP)
Resumen

Este trabajo es un ensayo en el que se examina el problema del concepto de lugar para la sociología; no el de espacio, sino el “lugar” como resultado de relaciones de fuerzas aunque también como superficie de enunciación. En ese sentido, vemos que es una idea que se vuelve problemática, no solamente como algo que podría desafiar a la disciplina sociológica, sino como oportunidad para ésta de abordajes más exploratorios y reflexivos.
Entendemos que, como categoría sociológica, puede ser útil para estudiar las diferentes formas de extirpación social contemporánea. Por eso, en primer lugar, intentamos aclarar la diferencia entre espacio y lugar, indagando en las perspectivas de la geografía y la arquitectura, pero también de la filosofía y la sociología. De esta topología de lo social se desprenden dos categorías especiales para el abordaje de la segregación, el exterminio y otras formas de recorte. Por un lado, la de utopía, entendida en acá no como horizonte utópico, sino como lugar cercenado, a veces encarnada en tópicos discursivos y otras en emplazamientos reales. Esta última coincide con nuestra segunda categoría, la heterotopía: la utopía en tanto lugar que se tensa ante la localización corpórea que se que anhela darle. Consideramos que, así como toda utopía –que al no encontrar emplazamiento espacial se sitúa temporalmente– deja algo afuera, las heterotopías –asentadas concretamente en el presente y en espacios concretos– separan efectivamente heterogeneidades en la utopía se postulaban para su extirpación. De este modo, planteamos una relación entre estas dos topologías y la diferentes formas de extirpación.
Milton Santos definía al lugar como “evento” –deformante y deformado a la vez–, como posibilidad de acontecer. En ese sentido, aunque el espacio venga impuesto, el lugar se produce. Al Habitar el espacio se erigen lugares a través de acciones que “dan lugar”, abriendo así la “posibilidad del acontecer”. El exterminio, entonces, es construcción utópica cuando aspira a ser la residencia de un solo discurso que propone candidatos a la extirpación. Por eso, las prácticas sobre el espacio no son neutrales. El lugar, que no existe sin prácticas, tampoco lo es. Esta idea de extirpación puede recurrir a la extinción biofísica de quienes portan heterogeneidades insalvables o a su neutralización. Es el punto de articulación entre segregación y exterminio: las utopías y heterotopías, entonces, tampoco pueden neutrales porque, separar lo diverso para restituirlo a “otro lugar” del que debería provenir, implica posiciones políticas afirmativas.
Las fronteras espaciales y sociales –lugares y, al mismo tiempo, no-lugares– son terreno ideal para entender la tensión de la que hablamos. Por eso, una sociología problemática que resigne abordajes exclusivamente axiomáticos, podría encontrar en las categorías de utopía y heterotopía, herramientas tanto para explorar como para preguntarse por esas áreas fronterizas donde se mezclan filiaciones, identidades y signos diversos, y en la que se tensan tanto interdiscursividades como formas de arquitectura y plan urbano.